XI, de Yannis Ritsos






Quiero describir tu cuerpo. Tu cuerpo es inmenso. Tu cuerpo
es un delicado pétalo de rosa en un vaso de agua clara. Tu cuerpo
es un bosque salvaje con cuarenta leñadores negros. Tu cuerpo
son profundos húmedos valles antes de que salga el sol. Tu cuerpo
son dos noches con campanarios, con estrellas fugaces y trenes descarrilados. Tu cuerpo
es un bar a media luz con marineros borrachos y vendedores de tabaco;
se oyen estampidos,
rompen vasos, escupen, maldicen. Tu cuerpo
es una flota completa –submarinos, acorazados, cañoneros–;
levan ruidosas anclas; el agua barre su cubierta; un grumete
se lanza al mar desde el mástil. Tu cuerpo
es el silencio polifónico rasgado por cinco facas, tres bayonetas y una espada. Tu cuerpo
es un lago diáfano, –en su fondo se ve la blanca ciudad sumergida–. Tu cuerpo
es un enorme pulpo iracundo en la pecera de la luna con tentáculos ensangrentados
sobre las iluminadas avenidas, por donde al atardecer
pasó el cadencioso cortejo fúnebre del último emperador. Innúmeras flores pisoteadas
yacen en el asfalto empapadas en gasolina. Tu cuerpo
es un antiguo burdel de la calle del Arrabal con viejas putas pintadas
con grasientas y baratas barras de labio; llevan largas pestañas postizas;
hay también una joven novata –disfruta con todos los clientes,
deja el dinero en su mesilla, se olvida de contarlo–. Tu cuerpo
es una niña de piel rosada; se sienta bajo el manzano y come
una rebanada de pan tierno y un tomate rojo con sal; a ratos
se mete una flor de manzano en su pecho. Tu cuerpo
es una cigarra en la oreja del vendimiador –proyecta una sombra violácea
sobre su cuello tostado
y canta en solitario lo que no pueden decir todos los racimos juntos–. Tu cuerpo
es una gran era elevada en la cumbre de la colina
–once blanquísimos corceles trillan las espigas de las Escrituras–;
como si de oro fuese la paja,
clava pequeños espejos en tu pelo y relucen los tres ríos
donde rollizas vacas negras con diademas de diamantes pacen, beben y lloran.
Tu cuerpo es inmenso.
Tu cuerpo es indescriptible. Y quiero describirlo,
estrecharlo más fuerte contra mi cuerpo, abarcarlo y que me abarque.

Comentarios