CUATRO CUARTETOS, de T.S.ELIOT (poema III)


III
Tinieblas y más tinieblas. Sumérgense
todos en las tinieblas, en los vacuos
espacios interastrales, vacío
al vacío, capitanes, banqueros,
hombres de letras eminentes,
gobernantes y estadistas, magnánimos
protectores de las artes, ilustres
funcionarios, presidentes de muchos
comités, magnates de la industria
y pequeños contratistas, todos se sumergen
en las tinieblas, el Sol y la Luna,
oscuros y oscuro el Almanaque Gotha
y la Gaceta de la Bolsa,
y la Guía de Directivos,
frío el sentido y perdido el móvil de la acción.
Y todos les seguimos al callado
funeral, funeral que no es de nadie,
pues no hay nadie a quien enterrar.
Le dije a mi alma, quédate quieta,
deja que te anegue la oscuridad
porque será la oscuridad de Dios.
para cambiar la escena con vacío,
rumor de bastidores, movimiento
de los oscuro en lo oscuro, y sabemos
que se llevan enrollados el árbol
y la colina, el paisaje lejano
y la imponente fachada; como en el Metro,
cuando se detiene el tren demasiado,
tiempo entre estaciones y animase
la conversación para poco a poco
hacerse el silencio y en cada rostro
ves ahondarse el vacío de la mente
que deja sólo el creciente terror
a no tener en qué pensar; o cuando
bajo los efectos de la anestesia
sigue uno consciente, pero consciente
de la nada… Le dije a mi alma, quédate
quieta y espera sin expectativas,
pues tenerlas supondría esperar
erradamente; espera sin amor,
pues sería amor a cosa equivocada;
hay todavía fe, pero la fe
y el amor y la esperanza consisten
en esperar. Espera sin pensar,
pues no estás aún preparada
para el pensamiento: la oscuridad
será, así, la luz y la quietud de la danza.

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