ESCRITO AL PASAR POR QUÉ, de Tao Yang Ming

 


Crecí ajeno al mundo de los hechos,
dedicado de corazón a los libros y al koto.
Vestía ropas toscas, feliz y satisfecho,
vacío de ambiciones, pero siempre en paz.
Un día, sorpresivamente el momento llegó,
lo dejé todo y me encontré en el camino.
Preparé mi bolsa por la mañana,
cogí mi cayado y abandoné mi granja.
Lejos, lejos va el bote solitario,
sin fin, sin fin mis cavilaciones pensando en el regreso.
¿Que si ha sido largo mi viaje?…
He bajado y subido colinas por miles de millas.
Mis ojos, están agotados de tantos ríos y caminos desconocidos;
mi corazón anhela retornar a aquellas antiguas colinas y lagos.
Contemplo las nubes y me mortifican las aves lejanas,
miro las aguas y me avergüenzan los errabundos peces.
Desde el principio, el ideal de búsqueda verdadero se mantuvo en mi pecho
¿Quién dice que me dejo llevar por las formas exteriores?
Por ahora sólo seguiré el curso de los acontecimientos
y, al fin, deseo retornar a la choza del maestro recluso.

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