GACELA DE LA HUIDA, de Federico García Lorca

Me he perdido muchas veces por el mar

con el oído lleno de flores recién cortadas,

con la lengua llena de amor y de agonía.

Muchas veces me he perdido por el mar,

como me pierdo en el corazón de algunos niños.

No hay noche que, al dar un beso,

no sienta la sonrisa de las gentes sin rostro,

ni hay nadie que, al tocar un recién nacido,

olvide las inmóviles calaveras de caballo.

Porque las rosas buscan en la frente

un duro paisaje de hueso

y las manos del hombre no tienen más sentido

que imitar a las raíces bajo tierra.

Como me pierdo en el corazón de algunos niños,

me he perdido muchas veces por el mar.

Ignorante del agua voy buscando

una suerte de luz que me consuma.

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