FLORES, de Rubén Darío

Señora, las flores consuelan

cuando sus encantos ofrecen,

a las mariposas que vuelan

y a las almas que se entristecen.

Y entre la música nocturna,

o entre los diamantes del día,

cuando Flora vuelca su urna

es más alegre la alegría.

La flor en su gracia resume

mucho de nuestro humano ser,

pues tiene unida a su perfume

un alma como la mujer.

En el Edén de su delirio,

al erguirse Eva esplendorosa,

"¡Mi Emperatriz!" exclamó el lirio.

Y "¡Mi Reina!" dijo la rosa.

Y la reina del paraíso

sonrió a las flores lozanas.

Solazarse con ellas quiso.

Dijo: ¡Buenos días, hermanas!"

Ella compara, alegre, franca,

y acariciando hoja por hoja,

con su frente la rosa blanca,

con sus labios la rosa roja.

Y en el glorioso amanecer

de la terrena juventud

hicieron flores y mujer

una admirable sisterhood.

Así el poeta versos brinda

a las reinas y a las amadas;

pues, como dijo un hada linda,

los versos son flores rimadas.

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