VINISTE A POSARTE, de Emilio Adolfo Weatphalen


VINISTE a posarte sobre una hoja de mi cuerpo

Gota dulce y pesada como el sol sobre nuestras vidas

Trajiste olor de madera y ternura de tallo inclinándose

Y alto velamen de mar recogiéndose en tu mirada

Trajiste paso leve de alba al irse

Y escandiado incienso de arboledas tremoladas en tus manos]

Bajaste de brisa en brisa como una ola asciende los días

Y al fin eras el quedado manantial rodando las flores

O las playas encaminándose a una querella sin motivo

Por decir si tu mano estuvo armoniosa en el tiempo

O si tu corazón era fruta de árbol o de ternura

O el estruendo callado del surtidor

O la voz baja de la dicha negándose y afirmándose

En cada diástole y sístole de permanencia y negación

Viniste a posarte sobre mi copa

Roja estrella y gorgorito completo

Viniste a posarte como la noche llama a las creaturas

O como el brazo termina su círculo y abarca el horario completo]

O como la tempestad retira los velos de su frente

Para mirar el mundo y no equivocar sus remos

Al levantar los muros y cerrar las cuevas

Has venido y no se me alcanza qué justeza equivocas

Para estarte sin levedad de huida y gravitación de planeta

Orlado de madreselvas en la astrología infantil

Para estarte como la rosa hundida en los mares

O el barco anclado en nuestra conciencia

Para estarte sin dar el alto a los minutos subiendo las jarcias

Y cayéndose siempre antes de tocar el timbre que llama a la muerte]

Para estarte sitiada entre son de harpa y río de escaramuza

Entre serpiente de aura y romero de edades

Entre lengua de solsticio y labios de tardada morosidad acariciando]

Has venido como la muerte ha de llegar a nuestros labios

Con la gozosa transparencia de los días sin fanal

De los conciertos de hojas de otoño y aves de verano

Con el contento de decir he llegado

Que se ve en la primavera al poner sus primeras manos

sobre las cosas

Y anudar la cabellera de las ciudades

Y dar vía libre a las aguas y canto libre a las bocas

De la muchacha al levantarse y del campo al recogerse

Has venido pesada como el rocío sobre las flores del jarrón

Has venido para borrar tu venida

Estandarte de siglos clavado en nuestro pecho

Has venido nariz de mármol

Has venido ojos de diamante

Has venido labios de oro

Comentarios