ES UN DECIR, de Vicente Huidobro


Inquietas en los anillos de los labios y de sus sentidos

Las palabras se lavan como espadas

Nobles defensoras de la mujer en su mármol caído

Los delirios trágicos estallan en fiebre

O en obelisco de altos hechos

El paisaje se hincha de riquezas

Pero hay circunstancias atenuantes

Para el verano sentado al medio del año

Y más real que las mujeres de antaño

Él es la bella túnica del monasterio

A la hora de la bajada de las escaleras y de la luz que

rueda de los faroles

Como una cabellera desatada

Para el mármol y su sirena dormida adentro

Para el tiempo y sus heridas

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