AMANTE, AGRADECIDO A LAS LISONJAS MENTIROSAS DE UN SUEÑO, de Francisco Quevedo


¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?

Sí, pues que sueño fue: que te gozaba;

¿y quién sino un amante que soñaba

juntara tanto infierno a tanto cielo?

Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,

cual suele opuestas flechas de su aljaba,

mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,

como mi adoración en su desvelo.

Y dije: "Quiera Amor, quiera mi suerte,

que nunca duerma yo si estoy despierto,

y que si duermo, que jamás despierte."

Mas desperté del dulce desconcierto

y vi que estuve vivo con la muerte,

y vi que con la vida estaba muerto.

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