MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA, de BERTOLT BRECHT


Ya sé que sólo agrada

quien es feliz. Su voz

se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.

El árbol deforme del patio

denuncia el terreno malo, pero

la gente que pasa le llama deforme

con razón.

Las barcas verdes y las velas alegres del Sund

no las veo. De todas las cosas,

sólo veo la gigantesca red del pescador.

¿Por qué sólo hablo

de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?

Los pechos de las muchachas

son cálidos como antes.

Malos tiempos para la lírica.

En mi canción, una rima

me parecería casi una insolencia.

En mí combaten

el entusiasmo por el manzano en flor

y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.

Pero sólo esto último

me impulsa a escribir.

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