¡AZOTADME! de Oliverio Girondo




¡Azotadme!


Aquí estoy,

¡azotadme!

Merezco que me azoten.

No lamí la rompiente,

la sombra de las vacas,

las espinas,

la lluvia;

con fervor,

durante años;

descalzo,

estremecido,

absorto,

iluminado.

No me postré ante el barro,

ante el misterio intacto

del polen,

de la cama,

del gusano,

del pasto;

por timidez,

por miedo,

por pudor,

por cansancio.

No adoré los pesebres,

las ventanas heridas,

los ojos de los burros,

los manzanos,

el alba;

sin restricción,

de hinojos,

entregado,

desnudo,

con los poros erectos,

con los brazos al viento,

delirante,

sombrío;

en comunión de espanto,

de humildad,

de ignorancia,

como hubiera deseado...

¡como hubiera deseado!

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