LA MUERTE FELIZ, de Rodolfo Alonso


  


A lo que fue Albert Camus

 
Ya no tengo sorpresas de mi cuerpo,
de mi cuerpo feroz y delicado.
Porque aunque nunca hablemos de la muerte,
la Muerte es la medida en cuanto hablamos.
 
Negamos para ser, somos negando,
y el futuro es ayer, ayer futuro:
sólo el presente está desubicado.
Porque el voraz abismo nos transcurre
 
negamos para hacer, somos negados.
El instante, perpetuo Laocoonte,
Prometeo que delira, encadenado
 
a una nube que muerde, a una paciencia
que Sísifo soñaba. Hechos destino
a sabiendas o no, punibles, sanos.

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