Déjame señor del fuego y los ocasos
ser la cobra que huye por el alba a campos de amapolas.
Brotan de mi piel las negras perlas
que enhebro en los collares que colmarán tu sed.
Golpes de olas violentas traigo en las entrañas.
He tenido padres que han muerto de hijos.
Hijos que habré de matar,
ahogando sus risas en tardes carmesíes.
Niños de almíbar y de miel.
Dejad que siembre en las arenas la ira sin fin que nos aflige.
Venganza señor.
Que se levante el hacha que desgaje los montes
donde crecía el trigo.
Que nazcan de mis manos el trueno y el odio.
Soy señor, la esclava infiel.
Deseo tu muerte
látigos del otoño que rebajen mi piel.
Amo tu llama que me exterminará.
ser la cobra que huye por el alba a campos de amapolas.
Brotan de mi piel las negras perlas
que enhebro en los collares que colmarán tu sed.
Golpes de olas violentas traigo en las entrañas.
He tenido padres que han muerto de hijos.
Hijos que habré de matar,
ahogando sus risas en tardes carmesíes.
Niños de almíbar y de miel.
Dejad que siembre en las arenas la ira sin fin que nos aflige.
Venganza señor.
Que se levante el hacha que desgaje los montes
donde crecía el trigo.
Que nazcan de mis manos el trueno y el odio.
Soy señor, la esclava infiel.
Deseo tu muerte
látigos del otoño que rebajen mi piel.
Amo tu llama que me exterminará.
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