AMO AL QUE TIENE CONMIGO EN COMÚN LA MIRADA, de María Chévez






Soy la caída del hombre que llevo para siempre en mis oídos.
Extranjera y salvaje
que muere en los brazos tardíos del otoño.
Agotadora e impertinente lluvia
donde enlodan los hombres su tristeza.
Soy amada por el que ama de mí las derrotas.
Devastador simún el que sopla antes del amanecer
y produce la guerra en cada encuentro.
Tengo un sólo dolor,
el poeta soporta en sus ojos toda la pobreza.
Tengo un sólo recuerdo
su gesto de locura ante mi muerte.

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