La ciencia que muestra un microscopio negro
es un médico almidonado frente a una
registradora.
El arte…, todo lo que el arte muestra
es la estéril mecánica de una Leica.
Un indio cargado de penas y temores (y también
de añoranzas
por aquello que fue aunque no fuera
y cuyo retorno anhela),
una sonrisa estúpida de coca, alcohol y hambre.
Un sexo vendido al peso
–muy barato en América–.
Un recuerdo indiferente de glándulas vacías.
Guatemala, que me dejaste
una amplia herida en el flanco
y una mujer que encuentra en sus pesares
la oportunidad de succionarlas y succionarme,
un vago sentimiento de sollozo dilapidado.
Y hay un hilo que une, una a una, las cuitas:
es el grito del hombre que despierta.
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