SENTENCIOSAS, de Cecilia Böhl (Fernán Caballero)





Hasta la leña del campo
tiene su separación :
una sirve para santos
y otra para hacer carbón.


Aquel que empieza, una obra
razón será que la acabe,
para que nunca se diga
que la dejo por cobarde.


Unta el eje, Juanillo,
que chilla el carro;
que hasta lo inanimado
gusta de halagos.


Nadie diga, en este mundo :
De este agua no beberé;
por muy turbia que la vea,
le puede apretar la sed.


En este mundo redondo
quien mal anda mal acaba;
en casa del jabonero,
aquel que no cae, resbala.


Como a la puente de Arcos
te tiene de suceder:
que trajeron cal y canto
y se quedó por hacer.


Si con hambre castigas
a quien te ama,
advierte que el desmayo
quita la gana.


Aunque lo mires ajado,
no desprecies al laurel,
que algún día fue buen árbol,
y puede reverdecer.


Mis cuñadas y mi suegra
dicen no me quieren bien;
¿Para qué enturbiar el agua
que se tiene de beber?


Del carro de los locos
todos tiramos;
unos con tiros cortos,
otros con largos.

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