AMOROSAS, de Cecilia Böhl (Fernán Caballero)




Los dientes de tu boca
me tienen preso;
¡quien ha visto cadena
hecha de hueso!

Los dientes de tu boca
me tienen así;
¡quien ha visto grilletes
hechos de marfil!


Amantito, Amantito,
amante, amante,
las pestañas me estorban
para mirarte.

Amor mío, no pierdas
las esperanzas,
que en el pozo más hondo
la soga alcanza.

Morena, tú me matas
con tus rigores,
quieres que paguen justos
por pecadores.

Las estrellas del cielo
no están cabales,
porque están en tu cara
los principales.


Tengo un clavel encarnado
a la sombra y bajo llave,
para que el sol no lo vea
y con mirarlo lo aje.


Tus colchones son jazmines
y tus sabanas mosquetas,
azucenas tu almohada,
y tú, rosa que te acuestas.


Tienes unos ojitos
de picaporte :
cada vez que los cierras,
¡siento yo un golpe!


El que enferma de amores
sin calentura,
váyase a la parroquia
que el cura cura.


A lo lejos que te vea
se me alegra el corazón ;
donde candela se hizo,
siempre ceniza quedó.


Manojitos de alfileres
me parecen tus pestañas;
cada vez que las meneas
se me clavan en el alma.


Envidia tengo a la tierra,
y también a los gusanos,
que te tienen de comer
ese cuerpo tan gitano.

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