Ideal ido en la noche de un mundo que ya no existe,
mundo que pensaba en cuentos y que hablaba en Poesía
¡oh te veo, pienso y oigo, joven y tierno mensaje
de un cielo con otros astros, paraísos y otros dioses!
Venus, blanco mármol cálido, ojo de piedra que brilla,
blandos brazos como un rey poeta hubiera soñado,
tú divinizaste un día la gracia de la mujer,
de la mujer que yo sigo viendo cada vez más bella.
alma ebria de esplendores y de eternas primaveras,
te vio y soñó en paraísos y embalsamados jardines,
te vio reinando sobre ellos, soberana de los ángeles.
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
pálido rostro cercado de rayos rubios, angélica
imagen, pues la mujer es figura de los ángeles.
te he visto, mujer estéril, mujer sin llama ni fuego,
y te he transformado en ángel, dulce como un día claro
de los que oscura vida a nuestra dicha concede.
tus labios amoratados por los mordiscos del vicio
y eché en ti, cruel, el velo blanco de la poesía
y presté a tu palidez el rayo de la inocencia.
Te di las pálidas luces que cercan mágicamente
la frente del ángel-genio y del ángel poesía.
De un demonio hice una santa, de una carcajada, música,
y de tus miradas sucias la mirada de la aurora.
mi frente se aclara bajo tus labios fríos, helados
y te contemplo, demonio, y mi amor, ceniza yerta,
me enseña a considerarte con un profundo desprecio.
de la frente de una virgen el mirto de su martirio,
de una virgen con el alma santa como una plegaria
mientras tiene el corazón lleno de espasmo y locura.
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
yo hice para mí una diosa de una mujer ya marchita,
de corazón frío, estéril, de alma llena de veneno,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
pretende romper de nuevo un corazón dolorido?
A tus pies caigo y suplico a tus ojos, mar profundo,
y les imploro perdón, mientras te beso la mano.
fue cruel, injusta, dura, sin causa ni fundamento.
¡Alma!, aunque fueses demonio, eres santa por amor,
y yo adoro a este demonio rubio de los ojos grandes.
Rafael, entre los sueños de su noche constelada,
Y sobre el lienzo desnudo creó a la Virgen Divina
Así yo, hundido en la noche de mi vida de poeta,
Yo he visto tu rostro lívido por una embriaguez malsana,
Mas hoy, cruel, cayó el velo. Desembriagada de sueños,
Ya me apareces como una bacante que hubiera hurtado
Y así como Rafael creó a la Virgen Divina,
¿Lloras, niña? ¿ Una mirada humedecida de llanto
Enjuga tus ojos, calla. La acusación fue cruel,
mundo que pensaba en cuentos y que hablaba en Poesía
¡oh te veo, pienso y oigo, joven y tierno mensaje
de un cielo con otros astros, paraísos y otros dioses!
Venus, blanco mármol cálido, ojo de piedra que brilla,
blandos brazos como un rey poeta hubiera soñado,
tú divinizaste un día la gracia de la mujer,
de la mujer que yo sigo viendo cada vez más bella.
alma ebria de esplendores y de eternas primaveras,
te vio y soñó en paraísos y embalsamados jardines,
te vio reinando sobre ellos, soberana de los ángeles.
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
pálido rostro cercado de rayos rubios, angélica
imagen, pues la mujer es figura de los ángeles.
te he visto, mujer estéril, mujer sin llama ni fuego,
y te he transformado en ángel, dulce como un día claro
de los que oscura vida a nuestra dicha concede.
tus labios amoratados por los mordiscos del vicio
y eché en ti, cruel, el velo blanco de la poesía
y presté a tu palidez el rayo de la inocencia.
Te di las pálidas luces que cercan mágicamente
la frente del ángel-genio y del ángel poesía.
De un demonio hice una santa, de una carcajada, música,
y de tus miradas sucias la mirada de la aurora.
mi frente se aclara bajo tus labios fríos, helados
y te contemplo, demonio, y mi amor, ceniza yerta,
me enseña a considerarte con un profundo desprecio.
de la frente de una virgen el mirto de su martirio,
de una virgen con el alma santa como una plegaria
mientras tiene el corazón lleno de espasmo y locura.
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
yo hice para mí una diosa de una mujer ya marchita,
de corazón frío, estéril, de alma llena de veneno,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
pretende romper de nuevo un corazón dolorido?
A tus pies caigo y suplico a tus ojos, mar profundo,
y les imploro perdón, mientras te beso la mano.
fue cruel, injusta, dura, sin causa ni fundamento.
¡Alma!, aunque fueses demonio, eres santa por amor,
y yo adoro a este demonio rubio de los ojos grandes.
Rafael, entre los sueños de su noche constelada,
Y sobre el lienzo desnudo creó a la Virgen Divina
Así yo, hundido en la noche de mi vida de poeta,
Yo he visto tu rostro lívido por una embriaguez malsana,
Mas hoy, cruel, cayó el velo. Desembriagada de sueños,
Ya me apareces como una bacante que hubiera hurtado
Y así como Rafael creó a la Virgen Divina,
¿Lloras, niña? ¿ Una mirada humedecida de llanto
Enjuga tus ojos, calla. La acusación fue cruel,
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