A EROS, de Edith Södergran







Eros, el más cruel de todos los dioses,
¿por qué me trajiste a esta tierra oscura?
Cuando las niñas crecen
son apartadas de la luz
y arrojadas a un cuarto oscuro.
¿Acaso no estaba mi alma suspendida como estrella feliz
antes de ser arrastrada a tu órbita roja?
Mírame, tengo las manos y los pies atados,
compadécete, estoy forzada hasta en mis pensamientos.
Eros, el más cruel de todos los dioses:
estoy atada de manos y pies,
siente, estoy obligada a todos mis pensamientos.
Eros, el más cruel de todos los dioses:
No huyo, no espero,
simplemente, como un animal, sufro.

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