EL MINUÉ, de Raymond Carver






Mañanas resplandecientes.
Días en los que deseo tanto que no deseo nada.
Sólo esta vida, y nada más. Aun así,
espero que no venga nadie.
Pero si viene alguien, ojalá sea ella.
La que tenía estrellitas de diamante
en las puntas de los zapatos.
La chica a la que vi bailar el minué.
Esa antigua danza. El minué. Lo bailaba
como había que bailarlo.
Y como ella quería.

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