La Pasión, 1
He aquí, pues,
al creado para las pequeñas Kores y las islas del Egeo,
el amante del brinco de las corzas
y adepto de las hojas del olivo,
el bebedor del sol y exterminador de langostas.
Heme aquí frente
al traje negro de los fascinerosos
y el vientre vacío de los años, que abortó a
sus hijos, ¡el grito erótico!
El viento desata los elementos y el trueno asalta la montaña.
¡Destino de los inocentes, otra vez solo, allí, en los Desfiladeros!
Abrí mis manos en los Desfiladeros
Vacié mis manos en los Desfiladeros
y no vi otra riqueza, no oí otra riqueza
que frescos manantiales vertiendo
Granadas o Céfiros o Besos.
Cada cual con sus armas, dije:
Abriré mis granadas en los Desfiladeros
Apostaré los céfiros como centinelas en los Desfiladeros
Liberaré los viejos besos santificados por mi anhelo.
El viento desata los elementos y el trueno asalta la montaña.
¡Destino de los inocentes, eres mi propio Destino!
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