Sé que este libro no es exactamente un libro de poesías.
Pero sé también que este libro no es ninguna otra cosa que un libro de poesía.
Sólo quiero decir que sometido a sus leyes inexorables,
la palabra hace sus estragos.
Ella es impune, se combina
con todo.
Ama desaforadamente las imperfecciones. Su ser es todo
tiempo.
En este estado todas las combinaciones de la palabra generan
poesía.
Para ello es necesario, que las formas espaciales
-último lujo de la razón contra lo poético-humano- estallen
en fragmentos.
La forma será, sin más, las deformaciones que la violencia de
las combinaciones le imponga.
Decir, siempre decir.
Pero sé también que este libro no es ninguna otra cosa que un libro de poesía.
Sólo quiero decir que sometido a sus leyes inexorables,
la palabra hace sus estragos.
Ella es impune, se combina
con todo.
Ama desaforadamente las imperfecciones. Su ser es todo
tiempo.
En este estado todas las combinaciones de la palabra generan
poesía.
Para ello es necesario, que las formas espaciales
-último lujo de la razón contra lo poético-humano- estallen
en fragmentos.
La forma será, sin más, las deformaciones que la violencia de
las combinaciones le imponga.
Decir, siempre decir.
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