La palabra de los hombres desencanta.
Antes tus ojos de plata
en la noche espesa de tu rostro.
Antes tu gesto de amor
espera e infinito y un murmullo,
agua que brota de la fuente, espuma de mar.
Después descansarás en mi pecho
tus manos de sol. El viento de mañana
sepultará en mi vientre,
cálido como la arena, fecundo como el mar,
la simiente de vida.
Oye: sólo el llanto
grita ahora en mis oídos.
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