MEDITACIÓN AL ATARDECER, de Óscar Hahn






Esta calle que baja dura una eternidad


Aquí se cuecen vivos los grandes pensamientos


Ha llegado la hora del descanso en que no se descansa

Cuando los perros creen en santas y en fantasmas


En este punto mi madre y mi hermana preguntaron sin voz

¿Y qué sabes tú de todo eso?


Me han enterrado dos veces este otoño mamá


En esto el huracán me separo las alas con violencia

y el ataúd se rompió.


¿Qué hace mi hermana en el bosque?

Su fantasma salió de mis propias cenizas


Mi espada quiere beber de su sangre

y centellea con ardiente deseo


Mi madre es un viento que seca los árboles frutales


Y qué sabes tú de todo eso preguntaron sin voz


Los niños y las amapolas son inocentes

hasta en su maldad recitaron en coro


Ahora oigo sonar sus viejas caras

Las de mi madre y las de mi hermana


La tierra tiene piel y esa piel padece enfermedades

replicaron llorando


Es cierto hijo que eres una noche de oscuras risas


¿De dónde sacas lo que vomitas?

Sal de tus profundidades oye


Ahora el sol me derrite y los perros me lamen la piel


Eres un charco de muerte en las pesadillas

de los condenados al sueño me gritaron las brujas


Soy un charco de sueño en las pesadillas

de los condenados a muerte queridas


En este punto volvieron a decirme sin voz

¿Y qué sabes tú de todo eso?


Váyanse al mismo diablo les dije


Esta calle que baja

                                 no acaba nunca de bajar

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