Pero conozco la trayectoria de una altura
y cierta hondura de aguas
y ha de llevarme a ti una de las dos.
De aires y alas no percibo nada.
Pero atravieso abismos y un vacío desde adentro
para tocar la luz de tu comienzo.
De las piedras sólo conozco las ágatas.
Pero arranco del esquisto las esmeraldas
si me dijeras que lo verde es la dádiva
que responde las preguntas de la ilusión.
Y puedo herirme en el hielo de las espadas
si me quisieras bañada de rojo.
En mis muchas vidas te he de perseguir.
En mis sucesivas muertes he de llamar a esto tu ser sin nombre
aunque por fatiga o plenitud, destruyas al poeta
destruyendo al Hombre.
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