Es la calle angosta
perdiéndose dos cuadras adelante
entre el árbol inexplicablemente verde
y unas casas bajas nunca bien dispuestas.
perdiéndose dos cuadras adelante
entre el árbol inexplicablemente verde
y unas casas bajas nunca bien dispuestas.
Y tú por la calle,
caminando hacia el infierno de humo
de este bar
donde yo espero,
rubia desde antes
impúdica desde antes
te ocultas
corres
pero nunca llegas.
Otras mujeres hablan y fuman
mi cansancio
metidas infieles
en sus ropas estrechas de canto.
Nuevas,
infecundas mariposas de septiembre
me esperan
en algún lugar oculto del invierno
y me tocan el alma.
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