Como una juglaresa con sus bolas doradas
Juego yo con los metros
Para mí, el metro no tiene secretos ¡pero odio el metro!
Como la domadora india de panteras
Que con una mirada arrodilla a sus fieras
he domado la rima.
Pero odio la rima.
Me enferma la asonancia monótona del verso medido
del verso rimado
me crispa los nervios ese sonsonete
bárbaro y cansino del verso latino
odio rima y metro
estúpidas leyes
que atreverse quieren a encerrar la idea suelta, libre y única
en estrechos caminos trillados
en cuadros medidos y clasificados.
Los versos perfectos, parecen acequias,
cavaditas rectas
por dónde va un hilo recto de agua útil,
a regar jardines más o menos bellos
o a regar cebollas…
¡Santa inutilidad de la belleza
Y belleza sagrada de lo libre!
¿Quién se atreve a guardar
la luz del sol adentro de una esfera?…
¿Y a quién la idea libre
le puso trabas, y le dio caminos
y le cortó alas?…
Amo la idea en bruto que surge impetuosa
Igual que un torrente
la que no conoce vallas ni caminos
y rompe con todas las leyes posibles
abriéndose cancha
por donde su antojo soberano cuadra,
igual que un torrente brutal de belleza
que salta por todo!…
Odio los sonetos
medidos y estúpidos,
rectos y pulidos.
adonde la Idea
tiene que ajustarse a catorce versos!
Son joya muy vieja
para mis audaces audacias modernas!
Odio los tercetos,
monocordes, neutros…
Son los pareados
vagos balbuceos
que jamás consiguen agarrar la idea…
Duelen en mi oído
las cuartetas fáciles…
Como odio la rima
bárbara y monótona
del verso latino,
madre de los ripios,
monocorde y floja
¡Cómo odio la rima!
Yo presiento ya, un verso perfecto,
de belleza única…
Un verso que fluya del alma a la boca,
que fluya sonoro…
Que al par de la idea
tenga la armonía,
que sea como música
alada y sutil de palabras eufónicas…
y que no haga falta
saber el idioma para comprenderlo,
y que fluya libre,
como se le antoje,
como se le cuadre!
Lo bello, es perfecto
aunque no obedezca
cánones adustos…
El verso impecable
que en gesto de mono
no se atreve a salir de los límites
que quién sabe que
geómetra lunático
puso a la belleza,
me pone epiléptica,
me parece seco
me parece frío,
sin alma y sin nervio!…
Hace tiempo, sueño con cosas extrañas,
presiento algo nuevo,
y mis alas crecen…
El canto del pobre pájaro encerrado,
aunque sea jaula tallada en diamantes,
suena lastimoso.
Quiero abrir las alas y volar muy lejos,
hundirme en lo azul…
quiero alzar mi voz
sin moldes, ni trabas, ni estúpidas leyes..
¡Quiero que mi verso
se abra paso, rugiente y sonoro
y libre
igual que un torrente de brutal belleza
que arrase con todo!
Juego yo con los metros
Para mí, el metro no tiene secretos ¡pero odio el metro!
Como la domadora india de panteras
Que con una mirada arrodilla a sus fieras
he domado la rima.
Pero odio la rima.
Me enferma la asonancia monótona del verso medido
del verso rimado
me crispa los nervios ese sonsonete
bárbaro y cansino del verso latino
odio rima y metro
estúpidas leyes
que atreverse quieren a encerrar la idea suelta, libre y única
en estrechos caminos trillados
en cuadros medidos y clasificados.
Los versos perfectos, parecen acequias,
cavaditas rectas
por dónde va un hilo recto de agua útil,
a regar jardines más o menos bellos
o a regar cebollas…
¡Santa inutilidad de la belleza
Y belleza sagrada de lo libre!
¿Quién se atreve a guardar
la luz del sol adentro de una esfera?…
¿Y a quién la idea libre
le puso trabas, y le dio caminos
y le cortó alas?…
Amo la idea en bruto que surge impetuosa
Igual que un torrente
la que no conoce vallas ni caminos
y rompe con todas las leyes posibles
abriéndose cancha
por donde su antojo soberano cuadra,
igual que un torrente brutal de belleza
que salta por todo!…
Odio los sonetos
medidos y estúpidos,
rectos y pulidos.
adonde la Idea
tiene que ajustarse a catorce versos!
Son joya muy vieja
para mis audaces audacias modernas!
Odio los tercetos,
monocordes, neutros…
Son los pareados
vagos balbuceos
que jamás consiguen agarrar la idea…
Duelen en mi oído
las cuartetas fáciles…
Como odio la rima
bárbara y monótona
del verso latino,
madre de los ripios,
monocorde y floja
¡Cómo odio la rima!
Yo presiento ya, un verso perfecto,
de belleza única…
Un verso que fluya del alma a la boca,
que fluya sonoro…
Que al par de la idea
tenga la armonía,
que sea como música
alada y sutil de palabras eufónicas…
y que no haga falta
saber el idioma para comprenderlo,
y que fluya libre,
como se le antoje,
como se le cuadre!
Lo bello, es perfecto
aunque no obedezca
cánones adustos…
El verso impecable
que en gesto de mono
no se atreve a salir de los límites
que quién sabe que
geómetra lunático
puso a la belleza,
me pone epiléptica,
me parece seco
me parece frío,
sin alma y sin nervio!…
Hace tiempo, sueño con cosas extrañas,
presiento algo nuevo,
y mis alas crecen…
El canto del pobre pájaro encerrado,
aunque sea jaula tallada en diamantes,
suena lastimoso.
Quiero abrir las alas y volar muy lejos,
hundirme en lo azul…
quiero alzar mi voz
sin moldes, ni trabas, ni estúpidas leyes..
¡Quiero que mi verso
se abra paso, rugiente y sonoro
y libre
igual que un torrente de brutal belleza
que arrase con todo!
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