Es domingo.
Temo la multitud de mis semejantes con rostro de piedra.
Desde mi torre de vidrio, habitado por las migrañas, los Ancestros impacientes,
Contemplo los techos y las colinas entre la bruma
En paz — las chimeneas están desnudas y son esbeltas,
A sus pies duermen mis muertos, todos mis sueños hechos polvo,
Todos mis sueños, la sangre gratuita derramada por las calles que se mezcla con la sangre de las carnicerías.
Y ahora, desde este observatorio de los suburbios Contemplo mis sueños distraídos por las calles,
dormidos al pie de las colinas
Como los guías de mi raza sobre las orillas de Gambia y del Saloum
Del Sena ahora, al pie de las colinas.
¡Déjame pensar en mis muertos!
Fue ayer la fiesta de todos los Santos, el aniversario solemne del Sol
Y nada los recordaba en el cementerio. Oh, muertos, que siempre rehusasteis morir,
que supisteis resistir a la Muerte
Tanto en Sine como en el Sena, y en mis venas frágiles, mi sangre irreductible
Protege mis sueños como lo habéis hecho con vuestros hijos los emigrantes de piernas delgadas.
¡Oh, muertos! Defended los techos de París en la bruma dominical
Los techos que protegen mis muertos.
Desde mi torre peligrosamente segura, desciendo a la calle
Con mis hermanos de ojos azules, De manos duras.
Temo la multitud de mis semejantes con rostro de piedra.
Desde mi torre de vidrio, habitado por las migrañas, los Ancestros impacientes,
Contemplo los techos y las colinas entre la bruma
En paz — las chimeneas están desnudas y son esbeltas,
A sus pies duermen mis muertos, todos mis sueños hechos polvo,
Todos mis sueños, la sangre gratuita derramada por las calles que se mezcla con la sangre de las carnicerías.
Y ahora, desde este observatorio de los suburbios Contemplo mis sueños distraídos por las calles,
dormidos al pie de las colinas
Como los guías de mi raza sobre las orillas de Gambia y del Saloum
Del Sena ahora, al pie de las colinas.
¡Déjame pensar en mis muertos!
Fue ayer la fiesta de todos los Santos, el aniversario solemne del Sol
Y nada los recordaba en el cementerio. Oh, muertos, que siempre rehusasteis morir,
que supisteis resistir a la Muerte
Tanto en Sine como en el Sena, y en mis venas frágiles, mi sangre irreductible
Protege mis sueños como lo habéis hecho con vuestros hijos los emigrantes de piernas delgadas.
¡Oh, muertos! Defended los techos de París en la bruma dominical
Los techos que protegen mis muertos.
Desde mi torre peligrosamente segura, desciendo a la calle
Con mis hermanos de ojos azules, De manos duras.
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