Lo que me tranquiliza
es que todo lo que existe
existe con absoluta precisión.
Cualquier cosa del tamaño de una cabeza de alfiler
no se desborda ni una fracción de milímetro
más allá del tamaño de una cabeza de alfiler.
Todo lo que existe es de gran precisión.
Lástima que la mayor parte de lo que existe
con esta exactitud
es técnicamente invisible para nosotros.
Lo bueno es que la verdad nos llega
como un sentido secreto de las cosas.
Terminamos adivinando, confundidos,
sobre la perfección.
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