El sur y el sol se comprometen
en esta luz del mediodía.
El canto de los mares
se eleva en un pianísimo
y un mundo que no vemos
habita ciudades submarinas
codificando la primitiva
ordenación de las especies.
en esta luz del mediodía.
El canto de los mares
se eleva en un pianísimo
y un mundo que no vemos
habita ciudades submarinas
codificando la primitiva
ordenación de las especies.
Hombre y mujer desde la orilla
se sumergen de a poco en las profundidades
a recoger escrituras sagradas
talladas en las piedras
que sospechosamente conviven con las leyes.
Pasan sobre mi cabeza
vuelos cansinos de pájaros acuáticos
que distraen mi pensamiento,
alianzas imposibles se pierden
detrás del horizonte y emerge
el globo rojo como un telón
mirándose al espejo
anticipando el fin del día.
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