Bueno,
ahora ya me encuentro
humanamente solo.
No puedo con mis ojos
mirar a las muchachas
porque las miro
y lloro.
Y ustedes,
por qué no se detienen
y me tocan un poco,
por qué dejan mis manos
galopar despiadadas,
por qué no se detienen
y me lamen un poco.
Comprendo,
ustedes han partido
también
humanamente,
pero a mí no me queda
más que dos piernas
(las manos ya perdidas
no piensan
no vuelven)
y esta rabia de todos
de mí
que no me sirve.
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