Al hablar de “ayer” sonreíste
entrecerrando los ojos – te sacudiste de la frente
las alas batientes de tus sueños
pero con ternura.
Su caricia delicada como alas de mariposas blancas.
Inhalaste despacio el recuerdo de algún perfume encantador…
Estábamos agachados frente al fuego.
Mis manos llenas de crisantemos:
sentada mordía los maltrechos pétalos).
“Ayer” …y susurraste el nombre de tu amante
Sus besos imprimían cierta dulzura a tu rostro
y su risa vibraba en tu garganta cuando decías su nombre…
Como un tercero silencioso – ella se deslizaba entre nosotros,
tomaba tímidamente tu mano y la acariciaba…
vi cómo tus dedos se agitaban y la palma de tu mano se volvía
hacia afuera.
Ella era la única realidad en el cuarto.
Con la boca entreabierta la vi acercarse más y más.
“Ayer” …
Seria y fría escruté las flores otoñales en mis manos.
Y las lancé a las llamas… temblando sin parar.
entrecerrando los ojos – te sacudiste de la frente
las alas batientes de tus sueños
pero con ternura.
Su caricia delicada como alas de mariposas blancas.
Inhalaste despacio el recuerdo de algún perfume encantador…
Estábamos agachados frente al fuego.
Mis manos llenas de crisantemos:
sentada mordía los maltrechos pétalos).
“Ayer” …y susurraste el nombre de tu amante
Sus besos imprimían cierta dulzura a tu rostro
y su risa vibraba en tu garganta cuando decías su nombre…
Como un tercero silencioso – ella se deslizaba entre nosotros,
tomaba tímidamente tu mano y la acariciaba…
vi cómo tus dedos se agitaban y la palma de tu mano se volvía
hacia afuera.
Ella era la única realidad en el cuarto.
Con la boca entreabierta la vi acercarse más y más.
“Ayer” …
Seria y fría escruté las flores otoñales en mis manos.
Y las lancé a las llamas… temblando sin parar.
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