El final
de mi largo camino
hasta donde yo llegue, en cualquier destino,
es el premio de los años
no el de llegar.
¿Por qué me apresuro? ¿Qué quiero
de mi viaje
por esos desiertos
como una sombra fugitiva?
Mis pies consumidos por las rocas
las olas del viento que siguen dando vueltas
y vueltas conmigo
mientras yo sigo a través de este vacío
de esta soledad.
Polvo, polvo
delante y detrás mío; a mi alrededor, polvo.
Corro y corro; y en mis manos
solo la ilusión, nada.
Cansada, cansada.
El final
de mi largo camino,
aunque este se alargue,
de cualquier destino,
es el premio de los años,
no el de llegar.
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