Hoy
que me he puesto mi vestido nuevo y me paseo
entre gentes ruidosas, atareadas,
y que el mundo parece seguir el plan trazado,
su comba en forma plena, con la máscara puesta,
hoy que Dios ha asomado puntual a mi ventana
y me ha dado solícito mis gafas y mi pluma,
puedo soñar mi muerte (usted tendrá la suya)
mientras miro la vida pasar por mi ventana.
Mi muerte con su sábana y su dolor de golpe,
mi muerte en plena calle con la sonrisa puesta
y el libro en el bolsillo,
pero tal vez espinas en los ojos y agujas en las uñas,
y la sonrisa colérica de la bella enfermera,
y el algodón de sangre y las tijeras,
y un pedazo de cielo en la ventana,
un cielo que tendré que aprender de memoria
para llevarlo conmigo a donde sea.
Mi muerte con su olor y sin tu mano.
Mi muerte con su astilla y sin tu cuello.
Mi muerte y su responso y su esperanza.
Mi muerte sin yo misma ¡Qué tristeza!
Hoy que todo va bien,
que todo el mundo apuesta, pone su firma, suma,
puedo soñar mi muerte,
esa mi sola muerte,
sola,
sola.
entre gentes ruidosas, atareadas,
y que el mundo parece seguir el plan trazado,
su comba en forma plena, con la máscara puesta,
hoy que Dios ha asomado puntual a mi ventana
y me ha dado solícito mis gafas y mi pluma,
puedo soñar mi muerte (usted tendrá la suya)
mientras miro la vida pasar por mi ventana.
Mi muerte con su sábana y su dolor de golpe,
mi muerte en plena calle con la sonrisa puesta
y el libro en el bolsillo,
pero tal vez espinas en los ojos y agujas en las uñas,
y la sonrisa colérica de la bella enfermera,
y el algodón de sangre y las tijeras,
y un pedazo de cielo en la ventana,
un cielo que tendré que aprender de memoria
para llevarlo conmigo a donde sea.
Mi muerte con su olor y sin tu mano.
Mi muerte con su astilla y sin tu cuello.
Mi muerte y su responso y su esperanza.
Mi muerte sin yo misma ¡Qué tristeza!
Hoy que todo va bien,
que todo el mundo apuesta, pone su firma, suma,
puedo soñar mi muerte,
esa mi sola muerte,
sola,
sola.
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