EL HOMBRE VERDADERO, de Concepción Silva Belinzón





Hagamos un paquete con la mente
lugares asfaltados, sangre espesa;
conozco el calendario de tu frente
para reunir la furia, qué destreza.
El hombre verdadero te desmiente
devuélveme el silencio que es riqueza,
y donde éstas, es donde estás demente
porque el barco es más frágil que tu mesa.
La evidencia palpable en sus develos;
y algo mucho por cierto indiscernible
hacia el final desvío paralelos.
Soy el Sol que fermenta toda espera;
el color del destino es invisible
el presidio del cuerpo la barrera.

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