ENTRE surtidores empinados para alcanzar la estrella
Chorreaba tu risa la música rebosante de los cielos
Y más grácil que palmera negando el desierto
Siempre hallabas los ríos desolados del hastío
Olvidados gota a gota salpicando el estadio
Allí sol y luna se daban la mano
Para no ser menos y estar conformes
Si tú dijeras estoy contenta
Envolviéndote en tanto olvido
Cuanto cabe en el pico del loro
Junto al ramo de flores estallando del ramo
Madréporas naciendo de orejas
U orejas naciendo de madréporas
Un rayo de sol incubando otro rayo de sol
Y sobre las más altas fuentes
Los velámenes chicoteados la leve prisa
Y si libabas en campánulas salvajes
Si cual los pájaros hacías pininos
Para no caerte de las ramas tan frágiles
Acaso podían competir los surtidores
Más que la espuma de ti misma brotabas
Con el canto del agua para contar los minutos
Y el del ave para encantar los minutos
Y no dejar espacio al tiempo para separar
Las voces y las voces los minutos y los minutos
Deshacerse parecían las olas contra los dientes
Y tantas flautas tantos murmullos de hojas
Desgranándose de los dientes
Y las harpas secretas
Y el eco sobresaltando las ciudades
Desprendiendo las vidrierías
Como racimos de cristal cayendo las campanas
Resonando como el mar el acero de las ciudades
Subiendo a las torres los aros de las niñas
Cayendo de las nubes pianos y laúdes
Madurando los árboles cabezas de sopranos
Arrojando los mares a las playas
Guitarras y sirenas
Y así el himno de la alegría
Y así la niña diosa
Y esta su risa
Como hormiguero cubriendo el mundo
Como música o mar lamiendo acantilados
Como luz hilada de abejas de oro
Chorreaba tu risa la música rebosante de los cielos
Y más grácil que palmera negando el desierto
Siempre hallabas los ríos desolados del hastío
Olvidados gota a gota salpicando el estadio
Allí sol y luna se daban la mano
Para no ser menos y estar conformes
Si tú dijeras estoy contenta
Envolviéndote en tanto olvido
Cuanto cabe en el pico del loro
Junto al ramo de flores estallando del ramo
Madréporas naciendo de orejas
U orejas naciendo de madréporas
Un rayo de sol incubando otro rayo de sol
Y sobre las más altas fuentes
Los velámenes chicoteados la leve prisa
Y si libabas en campánulas salvajes
Si cual los pájaros hacías pininos
Para no caerte de las ramas tan frágiles
Acaso podían competir los surtidores
Más que la espuma de ti misma brotabas
Con el canto del agua para contar los minutos
Y el del ave para encantar los minutos
Y no dejar espacio al tiempo para separar
Las voces y las voces los minutos y los minutos
Deshacerse parecían las olas contra los dientes
Y tantas flautas tantos murmullos de hojas
Desgranándose de los dientes
Y las harpas secretas
Y el eco sobresaltando las ciudades
Desprendiendo las vidrierías
Como racimos de cristal cayendo las campanas
Resonando como el mar el acero de las ciudades
Subiendo a las torres los aros de las niñas
Cayendo de las nubes pianos y laúdes
Madurando los árboles cabezas de sopranos
Arrojando los mares a las playas
Guitarras y sirenas
Y así el himno de la alegría
Y así la niña diosa
Y esta su risa
Como hormiguero cubriendo el mundo
Como música o mar lamiendo acantilados
Como luz hilada de abejas de oro
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