Una mujer que ha llorado copiosamente; blanda
y triste, vuelve al rincón más lindo de su infancia.
Un hombre puede tener certidumbre o desinterés: es
un episodio intrascendente, la mujer no es demasiado codiciable;
y además hay mucha gente aglomerada que conversa en otros idiomas
y no escucha y es difícil de entender.
y triste, vuelve al rincón más lindo de su infancia.
Un hombre puede tener certidumbre o desinterés: es
un episodio intrascendente, la mujer no es demasiado codiciable;
y además hay mucha gente aglomerada que conversa en otros idiomas
y no escucha y es difícil de entender.
Están apurados estos señores. Están
locos o confundidos: se van quedando sin tiempo, sin ganas,
sin plafond para nuestro cansancio;
el camino del ocio
no debe estar por allí; por otro lado se llega
a la realidad, al llanto, al amor. De otra manera
se combate, por otra inocencia se respira
y las cosas empiezan a cambiar.
La mujer grita en el desierto, en los techos; el cielo se derrumba
y aleja el dinero y la suerte; aplasta el temblor. Su gemido
va rompiendo el entusiasmo, la noche distraída.
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