¿Cómo fue?
— Una grieta en la mejilla.
¡Eso es todo!
Una uña que aprieta el tallo.
Un alfiler que bucea
hasta encontrar las raicillas del grito.
Y el mar deja de moverse.
— ¿Cómo, cómo fue?
— Así.
-¡Déjame! ¿De esa manera?
-Sí.
El corazón salió solo.
-¡Ay, ay de mí!
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