-Dios es el único ser que, para reinar no tiene necesidad de existir.
-Lo creado por el espíritu está más vivo que la materia.
-En un espectáculo, en un baile, todos gozan de todos.
-El gusto de la concentración productiva, en un hombre
maduro, debe sustituir al gusto por el despilfarro.
-El amor quiere salir de sí, confundirse con su víctima como el vencedor con el vencido, y, sin embargo, conservar los privilegios del conquistador.
-Religiosa embriaguez de las grandes ciudades. Panteísmo. Yo soy todos. Todos, soy yo. Torbellino.
-Cuando un hombre se enferma, todos sus amigos abrigan un secreto deseo de verle morir; unos, para constatar que poseía una salud inferior a la suya propia; otros en la esperanza desinteresada de estudiar una agonía.
-El arabesco es el más espiritualista de los dibujos.
-La delgadez es más desnuda, más indecente que la obesidad.
-La música ahonda el cielo.
-La vida no posee más que un encanto verdadero: el encanto del juego. Pero, ¿y si nos resulta indiferente ganar , perder?
-Existen pieles paquidérmicas, respecto a las cuales
-Lo que no es ligeramente disforme tiene un aire insensible: de donde se deduce que la irregularidad, es decir lo inesperado, la sorpresa, el asombro, constituyen una parte esel cial y la característica de la belleza.
-Las voluptuosidades del que mantiene a una amante participan a la vez del ángel y del propietario. Caridad y ferocidad. Incluso son independientes del sexo, de la belleza y d género animal.
-Ante cada carta de un acreedor, escribid cincuenta línea sobre un asunto extraterrestre y estaréis salvados.
-Dos cualidades literarias fundamentales: sobrenaturalimo e ironía. Ojeada individual, aspecto en que se perfilan cosas ante el escritor y después, giro satánico del espíritu. Lo sobrenatural abarca el color general y el acento, intendad, sonoridad, transparencia, vibración, profundidad resonancia en el espacio y el tiempo.
-Existe en el acto del amor un gran parecido con la tortura o con una operación quirúrgica.
-El trabajo, fuerza progresiva y acumulativa, devenga intereses como el capital, tanto en las facultades como en los resultados.
-El juego, aún dirigido por la ciencia, será vencido, por fructuoso que sea, por el trabajo, por pequeño que sea, con tal de que sea continuo.
-No desprecies la sensibilidad de nadie. La sensibilidad de cada cual, es su genio.
-El gusto precoz por las mujeres. Yo confundo el olor de las pieles con el olor de la mujer. Me acuerdo... En fin, amaba a mi madre por su elegancia. Era un dandy precoz.
-Lo que existe de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de disgustar.
-Un poco de trabajo repetido trescientas sesenta y cinco veces, proporciona trescientas sesenta y cinco veces un poco de dinero, es decir, una suma enorme. Al propio tiempo, "la gloria es un hecho".
-Crear un lugar común, eso es el genio.
-Se dice que tengo treinta años; pero si he vivido tres minutos en uno, ¿no tendré en realidad noventa?
-El primer recién llegado, con tal de que sepa divertido tiene el derecho de hablar de sí mismo.
-Mi furor ante el golpe de Estado. Cuántos disparos di fusil he soportado! ¡Un Bonaparte más! ¡Qué vergüenza! sin embargo, todo se ha pacificado.
-En suma, ante la historia y ante el pueblo francés, la gran gloria de Napoleón III habría consistido en probar que el primero que llega puede gobernar una gran nación apoderándo se del telégrafo y de La Imprenta Nacional.
-Sentimiento de «soledad» desde mi infancia. A pesar dc la familia -y rodeado de camaradas, sobre todo- sentimiento de destino eternamente solitario. No obstante, afición muy viva por la vida y el placer.
-Hay personas que no pueden divertirse más que en tropel. El verdadero héroe se divierte absolutamente solo.
-Es preciso trabajar, si no por gusto al menos por desesperación, puesto que, bien analizado, trabajar es menos aburrido que divertirse.
-El hombre ama tanto al hombre que cuando huye de la ciudad es para seguir buscando a la gente; es decir, para rehacer la ciudad en el campo.
-En el amor, como en casi todos los negocios humanos, el acuerdo es el resultado de un malentendido. Este malentendido es el placer. El hombre grita: «Oh, ángel mío». La mujer ronronea: «Mamá, mamá». y estos dos imbéciles están persuadidos de que piensan de consumo. El abismo infranqueable que produce la incomunicabilidad, sigue infranqueado.
-Teoría de la verdadera civilización.
Esta no reside en el gas, ni en el vapor, ni en los veladores de los espiritistas, sino en la disminución de la huella del pecado original.
-Aviso a los no-comunistas.
Todo es común, incluido Dios.
-Cuando Jesucristo dijo: «Bienaventurados los que tienen
hambre, porque ellos serán hartos», Jesucristo efectuaba un cálculo de probabilidades.
-Cuanto más se quiere mejor se quiere.
-Cuanto más que trabaja mejor se trabaja, y más se desea trabajar.
-Cuanto más se produce más fecundo se vuelve uno.
Tras un exceso, uno se siente siempre más solo, más abandonado.
-He cultivado mi histeria con gozo y terror. Ahora, siempre siento el vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862 he experimentado una singular advertencia: he sentido pasar sobre mí «el viento de la imbecilidad».
-A cada minuto somos aplastados por la idea y la sensación del tiempo. y no existen más que dos medios de escapar a esta pesadilla -para olvidarla-; el placer y el trabajo. El placer nos gasta. El trabajo nos fortifica. Escojamos. Cuanto más nos servimos de uno de esos medios más repugnancia nos causa el otro.
El tiempo sólo puede olvidarse sirviéndose de él. Todo se hace sólo poco a poco.
-No hay obra más larga que la que no nos decidimos a comenzar. Se transforma en pesadilla.
-Sé siempre poeta, incluso en prosa. Gran estilo (nada más bello que el lugar común).
-Conseguir el frenesí cotidiano.
-Hay que querer soñar y saber soñar. Evocación de la inspiración. Arte mágico. Ponerse inmediatamente a escribir. Razono demasiado.
-El trabajo inmediato, incluso el malo, es preferible a la ensoñación. Una serie de pequeñas voluntades dan lugar a un gran resultado.
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