Y ahora se han disipado los círculos de angustia
que recorrían el lago del corazón
y aquel vasto estremecerse de la materia
que se decolora y muere.
Hoy una voluntad de hierro barre el aire,
arranca los arbustos, maltrata las palmeras
y en el apretado mar excava
grandes surcos de baba.
Las formas bullen en el tumulto
de los elementos; es un aullido solitario, un bramido
de existencias rasgadas: todo destruye
la hora que pasa: cruzan la cúpula del cielo
no sé si hojas o pájaros -y ya no están.
Y tú que te agitas entre los
de los vientos desenfrenados
y aprietas contra ti los brazos colmados
de flores aún no nacidas;
cuán enemigos sientes
los espíritus que a la convulsa tierra
sobrevuelan en bandadas,
mi vida sutil, y cuánto amas
hoy tus raíces.
que recorrían el lago del corazón
y aquel vasto estremecerse de la materia
que se decolora y muere.
Hoy una voluntad de hierro barre el aire,
arranca los arbustos, maltrata las palmeras
y en el apretado mar excava
grandes surcos de baba.
Las formas bullen en el tumulto
de los elementos; es un aullido solitario, un bramido
de existencias rasgadas: todo destruye
la hora que pasa: cruzan la cúpula del cielo
no sé si hojas o pájaros -y ya no están.
Y tú que te agitas entre los
de los vientos desenfrenados
y aprietas contra ti los brazos colmados
de flores aún no nacidas;
cuán enemigos sientes
los espíritus que a la convulsa tierra
sobrevuelan en bandadas,
mi vida sutil, y cuánto amas
hoy tus raíces.
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