A Jorge Souza
El hecho de que estas notas renuncien por anticipado a ser leídas
a la claridad del napalm. explica tanto su oscuridad aparente
como la esperanza sin límites con que fueron escritas.
El país de las aguas que odian en silencio
Estas inscripciones se hicieron bajo la sombra del Monstruo que ocultaba, en la primacía de su proximidad, otras no menos imponentes. ¿Han sido entonces, como creí en el momento álgido de su desaparición, sobrepasadas por los acontecimientos, anonadadas por la Historia? De ser así, ¡qué natural el devolverlas al estrato negro de su origen, al latín olvidado de nuestra opresión! ¡Qué intercambio feliz hubiera sido entonces entre la divisoria de las aguas y la línea de las altas cumbres!
Pero esa tregua que quisiéramos ver fluir de la realidad no se produjo. Ella no nos ha de relevar todavía a nosotros, guías perdidos en la tormenta, oráculos sensibles al horror. De nada nos servirá tampoco alardear de nuestros enigmas ante los hábiles que se suponen en libertad, endurecen y callan.
Temo que nuestra desajustada presencia, nuestra incapacidad para refugiarnos en un arca más o menos respetable, corresponda de alguna manera a la forma de ser del universo. No es justo, sin embargo, que eso suscite indignación, si por azar se nos ve de vez en cuando. Tal vez sea necesaria, para disfrutar de ciertas prerrogativas, esta vecindad ambigua del orangután, del pariente pobre, del masoquista impenitente. Y también la de ese árbol cuyo fruto es el menos categórico si bien no el más propenso a la putrefacción.
(Pienso en ese infierno de la belleza en el que queremos permanecer a solas, pienso sobre todo en la poesía y en sus predicados decepcionantes).
Buenos Aires, abril de 1956
1.-La hostilidad del comienzo: un cansancio subrepticio busca tranquilizarse en la alegoría de las lluvias de ayer. Los ojos del verdugo inspeccionan un hielo decepcionante, los ojos de la fundación están ausentes. Instancias sospechosas, proximidad del abuso y malversación en el laboratorio desierto. Treguas del laberinto: una sala de armas, un museo de objetos innominados, un desván con periódicos del tiempo de la salvación pública, una sala de espera con un anaquel repleto de cardiogramas, un auditorium sombrío donde resuenan gritos de indignación... En tales moradas, siempre se estará protegido contra el riesgo de una respuesta demasiado fácil.
2.-Ese misterio que rompe las piedras de la fundación, ese misterio que siempre se opone, que nos quiere en otra parte...
3.-A veces, en tanto atraviesas el mundo, la claridad parece ignorar tu aspecto: penetra en ti, se descuida, es libre. Son entonces tus enormes eras de pasión.
4.-Siempre trabajarás obstinadamente en el maldito socavón, en busca de esos Signos que no quisieras más que contemplar. El cuarzo y el diamante los dejas a los otros.
5.-Es necesario vivir en los comienzos del poema. Allí donde las previsiones fracasan y los pretextos nos delatan ante la nada silvestre.
6.-La paciencia musical de la vida. Todo lo que de día se mueve en el siglo se concreta allí, en silencio, bajo una lámpara de miseria y de furia.
7.-Por mucho defender tus tesoros te transformas en, piedra. Aligérate y anda. En medio de la vida el temor no es posible.
8.-Cuando el mar se retira, la madrépora sangra. Y no hay otra verdad bajo el sol implacable.
9.-La fantasía de la existencia gusta discurrir a través de nosotros, en nuestros raros momentos de aptitud. Nuestro error es querer sustituirla con imitaciones menos comprometedoras... Ellas distorsionan nuestro destino, que es siempre admirable.
10.-Temo de continuo por esa contemplación y esa euforia desinteresada acerca de aquello que en realidad nos debería abrumar. Nada tan grave como perderle el rastro a la tragedia.
11.-Los accesorios que enmarañan la acción terminan por usurpar su destino y convertir la fauna migratoria en flora del remanso. Cuídate de esos amables equívocos que acentuarán la imagen de tu realeza en detrimento de su poder.
12.-El lenguaje que soy.
13.-La vida se empeña en irritar a la conciencia, demostrándose múltiple, contradictoria y voraz: bajo el fondo de esos lagos tan fáciles de mirar hasta el fondo, viven aún los enigmas... ¿Anular la vida para complacer a la conciencia? ¡Valiente solución! En nombre de una sagrada paz se asfixia obstinadamente el indescriptible, el sutil, el maravilloso proceso... Eso no era tan fácil, oh Parcas, en el tiempo de las metamorfosis...
14.-La hierba nos da el habla, y por nosotros vive.
15.-Admite en tu vida ese sentido apto para su ley de gravedad, desventajoso para tus dobles gratuitos, príncipes del ocio y de la malversación. Tu canto progresará en esa equidad insoportable.
16.-Entras en la zona nupcial donde te vuelves, a la vez ilegible y visible. El humo cesa, el hierro se desorganiza, la intensidad del prodigio acaba con la cavilación. y no hay hierba ni grillo ni guijarro que hayan sido alterados para que este momento de tu vida tuviese lugar. Es en la felicidad de esas criaturas donde se origina la sensación de su incomparable belleza.
17.- Violencia implacable, secreta amistad, te unían día tras día a la era infernal, de donde saltaba de pronto ese guijarro absurdo, dotado de una extraña vida, que iba temblando a esconderse otra vez bajo tierra, lejos de los aullidos del licántropo.
18.-Ciertas partes heladas de mi cabeza rechazan la soberanía de ese sol en el que mi ser entero debiera fundirse antes de hablar. "Este resto de indiferencia jamás reducida se complace en ordenar los límites en que está permitido el libre juego de la realidad. y tú, alondra, ¿cómo puedes vivir en un espacio tan pequeño? Yo debiera comprender mejor por qué desapareces, de pronto, detrás de la noche"
19.-No era extraño que una excesiva vehemencia le llevara a tropezar con las telarañas siderales. El no debía importunar ese orden que sólo estaba protegido contra una próxima generación... Este es el origen, no sólo de equívocos biográficos, sino también de un auténtico rechinar de dientes. y del descubrimiento -tan de improviso inútil- de las criaturas que se le asemejan, pero que están a salvo -allá lejos- de su extraño discurso.
20.-Otra vez ese residuo de vergonzosos personajes en actitud de desaparecer para siempre. Otra vez ese resto interminable de agresión, de suficiencia, de hambre depravada. ¿Con qué humor mantenerlos en su sitio, sin injuriar la condición humana que aún en ellos desmiente nuestra inclinación por el exterminio? ¿Con qué prodigioso tacto mantenerlos en la sala de espera hasta que la solitaria raíz del poema se abra un camino entre sus sueños de sequía?
Hubo una edad terrible en esta tierra, una edad discutida.
21.-EI instante supremo en que salto o me pudro.
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