1
Durar no puede, en tanta desventura
un corazón de padecer cansado,
que a mal tan importuno, y obstinado
no basta la paciencia, ni cordura:
Y si el deseo con mi daño dura.
y huelgo de vivir desesperado,
es por llegar a ver si muda estado
esta tu condición áspera, y dura.
Extiende un poco la encogida mano
liberal, franca a esta ánima mezquina,
que ofende a tu valor ser desdeñosa:
Y si tanto pensar me sale en vano,
aunque todos te adoren por divina,
ninguno te querrá por rigurosa.
2
No hay en mis males hora de descanso,
ni algún alivio en mi dolor inmenso:
y si por descansar alguno pienso,
do lo pensé hallar menos descanso.
Si con imaginar mis fuerzas canso,
discurriendo en mis males por extenso,
vengo a quedar atónito, y suspenso,
mas no por eso mi tormento amanso.
Si la imaginación algo se esfuerza
por darme un bien fantástico, y esquivo,
huye ligero por diversos modos.
Mirad cuán flaca, y miserable fuerza,
y en cuán desesperado estado vivo,
pues que me falta lo que sobra a todos.
3
Oscura nube los sentidos cubre,
falta el aliento, el corazón desmaya,
el mal se esfuerza, el alma tiene a raya,
la secreta pasión Liseo descubre.
Causa el grave dolor, que la salubre
sangre huyendo de las venas vaya,
sin que respeto en los suspiros haya,
ni en otros actos que vergüenza encubre.
Hasta que del cerebro destilado
el llanto rompe, y en el paso estrecho
de Célida mirando la luz pura,
¿Partida es ésta? (dijo), y de un helado
sudor cubierto, y anhelante el pecho,
con la espalda midió la tierra dura.
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