A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba
poniendo nombres:
Sueño equivocado, Ángel sin salida, Mentira de lluvia
en bosque.
Al lindero de mi alma que recuerda los ríos,
indecisa, dudó, inmóvil:
¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces?
No.
Error de nieve en agua, tu nombre.
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