Vuelven los pescaderos con las estrellas
del agua,
reparten comida a los pobres,
ensartan rosarios para los ciegos,
los emperadores salen de los parques
a esta hora que se asemeja
a la vejez de los grabados
y los criados bañan a los perros de caza,
la luz se pone los guantes
ábrete pues, ventana,
y sal, noche, del cuarto como el hueso del
melocotón.
Dios peina la lana de los enamorados
sumisos,
pinta los pájaros con tinta,
cambia la guardia en la luna.
-Vamos a cazar escarabajos
para guardarlos en una caja.
-Vamos al río para hacer vasos de barro.
-Vamos a la fuente para besarte.
-Vamos al parque comunal
hasta que cante el gallo
para escandalizar a la ciudad,
o al establo para acostarnos
para que te pinche la hierba seca
y oír el rumiar de las vacas
que después añorarán a los terneros.
Vamos, vamos, vamos.
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