ANOCHECE, de Tristán Tzara

 


Vuelven los pescaderos con las estrellas del agua,

reparten comida a los pobres,

ensartan rosarios para los ciegos,

los emperadores salen de los parques

a esta hora que se asemeja

a la vejez de los grabados

y los criados bañan a los perros de caza,

la luz se pone los guantes

ábrete pues, ventana,

y sal, noche, del cuarto como el hueso del melocotón.

Dios peina la lana de los enamorados sumisos,

pinta los pájaros con tinta,

cambia la guardia en la luna.

-Vamos a cazar escarabajos

para guardarlos en una caja.

-Vamos al río para hacer vasos de barro.

-Vamos a la fuente para besarte.

-Vamos al parque comunal

hasta que cante el gallo

para escandalizar a la ciudad,

o al establo para acostarnos

para que te pinche la hierba seca

y oír el rumiar de las vacas

que después añorarán a los terneros.

Vamos, vamos, vamos.

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