LA MAÑANA MÁS FRESCA, de Gu Cheng

 


Los árboles llevaron a cuestas a los cuerpos que fueron a llorar

al comenzar era un árbol

después toda la comunidad

ellos lloraron hasta que amaneció

las partículas de blanca nieve los taparon por completo.

 

Todo en medio de las partículas de polvo flotaba

sombras que ligeramente rechinaban

pasos ora claros ora oscuros

cazadores caminando directamente

sin cesar desde el borde volvieron a medio camino.

 

En el centro de la mañana

hay un tibio osezno

él se adora mucho a sí mismo

justamente se parece

a la hija única de las grandes montañas blancas.

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