El peso del mundo
es el amor.
Debajo de la carga
de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que llevamos
es el amor.
¿Quién lo puede negar?
En sueños
toca
el cuerpo,
en los pensamientos
construye
un milagro,
en la imaginación
se angustia
hasta nacer
humano-
mira desde el corazón
ardiendo de pureza-
porque el peso del mundo
es el amor,
pero llevamos la carga
con agotamiento,
y así es que debemos descansar
en los brazos del amor
al fin,
debemos descansar en los brazos
del amor.
No hay descanso
sin amor,
no hay sueño
sin sueños
de amor-
estés loco o tiritando
obsesionado con ángeles
o máquinas,
el último deseo
es amor
-no puede ser amargo,
no puede negarse,
no lo podemos retener
si se niega:
su carga es demasiado pesada
-debe dar
sin recibir
como el pensamiento
se da
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso.
Los cuerpos cálidos
brillan juntos
en la oscuridad,
la mano se mueve
al centro
de la carne,
la piel tiembla
de felicidad
y el alma viene
alegre al ojo-
sí, sí,
eso es
lo que quería,
lo que siempre quise,
lo que siempre quise,
regresar
al cuerpo
en donde nací.
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