Ya
se oye cantar al negro
y aún ha de tardar el día.
¿Será al lucero del alba
con sus rayos de alegría?
¿Será por algún diamante,
ardiente en la aurora fría?
Ya se oye cantar al negro
por la agreste inmensidad.
Sus amos están durmiendo,
quién
sabe qué soñarán.
Ojos clavados al suelo,
siempre espía el capataz.
Ya
se oye cantar al negro.
¡Qué nostalgias por las sierras
El
cuerpo, en aquellas aguas;
el alma, en lejanas tierras.
En cada vida de esclavo,
qué
sordas, perdidas guerras.
Ya se oye cantar al negro.
¿Por dónde se encontrarán
esos diamantes sin mancha
que traen la libertad,
piedras
cuyo corazón
—más que humano—es un fanal?
Ya se oye cantar al negro.
Llora neblinas el alba
.
Piedra menuda no vale:
¡libertad,
piedra granada
La tierra,toda movida...
El agua, toda tornada.
.. Dios
del cielo ¿y es posible
tanto penar, para nada.
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