En el mar de la esperanza
boga el hombre de contino,
ora errante, ora en bonanza,
ora en oculto camino:
en la frente, desconfianza
de su incógnito destino;
en el pecho, vanagloria;
en el recuerdo, una historia.
Sigue así de cada luna
mirando la faz serena,
como la humilde laguna
siempre besando la arena,
sin recompensa ninguna
a su ignorada faena:
porque es su afán vanagloria
y siempre igual es su historia.
Pasan años siempre ciego,
llega el fin de su calvario,
y afán y gloria van luego
al fondo vil de un osario.
¡Tanto valor, tanto fuego
extingue un leve sudario!
Es la vida, camarada,
llama, estopa, viento... y nada!
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