Es un amplio aparador tallado; de encina oscura,
muy viejo, ha tomado ese aire tan afectuoso de los ancianos;
el aparador está abierto, y vierte en su sombra
como un flujo de vino añejo, perfumes atrayentes;
todo lleno, es un lío de viejas antiguallas,
lencerías olorosas y amarillas, trapos
de mujeres o niños, encajes marchitados,
toquillas de abuela en las que hay pintados grifos;
-Es ahí donde se encontrarán los medallones, las mechas
de cabellos blancos o rubios, los retratos, las flores secas
cuyo perfume se mezcla con los perfumes de las frutas.
-Oh aparador de viejos tiempos, tú sabes muchas historias,
y quisieras contar tus cuentos, y murmuras
cuando se abren lentamente tus grandes puertas negras.
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