CAMPANAS DE DIAMANTE, de Allen Ginsberg

 


«Luz clara y cuerpo ilusión son uno.»

Cuando oigo vibrar el centelleo de las campanas vacías me doy cuenta
de que Napoleón tenía dedos en los pies
Frankenstein un dedo gordo
Hayagriva caballo cósmico un dedo gordo partido
La Virgen María pies blancos se casó con José pies morenos, la inseminó
                         una blanca paloma transparente con tres dedos en los pies
¿Cuántos dedos tiene Dios? Nadie conoce los pies de Yavé
¿y los de Alá? Mahoma, proféticos diez
Jesucristo bien que besó dedos humanos
Sealo, el Muchacho Foca que tenía en los hombros manos aletas
                         con dos dedos podía fumar y escribir a máquina con los diez dedos de los pies
vendía inodorcitos blancos envueltos en papel higiénico, souvenirs a un dólar
Shelly diez puros dedos pálidos
Michelangelo tuvo cinco dígitos por pie, Da Vinci trazó diez sobre sus dos pies
Los dedos de las moscas se quedan pegados en las telas de araña
Las arañas deslizan sus pies veloces por las redes pegajosas
pican las plantas, los dedos se enroscan
Me golpeé el cuarto dedo de mi pie descalzo con la escalerita una noche oscura
                          de un viernes, pero aún se mueve
caminar sobre el barro con nieve es duro, duele la espalda
John Madison tiene dedos de chocolate
Hitler dedos naturales
Buda diez dedos iluminados en sus pies descalzos
Apoyar mi cráneo sobre almohadas nocturnas, descansar en el regazo de Tara entre sus dedos suaves
Lama Yab Yum sueña con 20 dedos
Vacío billones de dedos innumerables
Cuando los hombres envejecen se les ponen duras como marfil las uñas de los pies
A los cenotafios les crecen uñas muertas
Napoleón llevaba uñas del pie dentro de sus botas bien lustradas
Las uñas de los pies del elefante chocan con los codos de las matas
Así de vibrante es el centelleo de las campanas vacías

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