Hay
quien muere por nosotros. Es cosa
de todos los días
y hasta me ocurre a mí mismo por alguien.
Qué sacrificio horrendo esta compensación
que debería salvarnos a todos en bloque,
bravos turistas que gastan poco y no ven nada.
Así marchan de acuerdo teología, economía,
semiología, cibernética y algo aún desconocido
que está incubándose, del cual seremos
nutrición y veneno, plenitud y vacío.
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